lo largo de la historia, la Iglesia ha sido la promotora de diferentes expresiones artísticas. Desde muy temprano supo ver el gran potencial evangelizador del arte: educar en la fe a través de la belleza de una imagen o de las conmovedoras notas de una melodía.
La Catedral de Santiago no sólo es dueña, sino guardiana en un sentido de mayor trascendencia y responsabilidad hacia la comunidad, de una herencia artístico espiritual de gran belleza y profundidad.
El arte hace crecer el sentido de pertenencia de los fieles con la propia comunidad. Este conmueve a creyentes y no creyentes.
Anhelamos que las obras del pasado inspiren a muchos artistas contemporáneos a producir arte sacro que documente la relación de su tiempo con lo sagrado.
Te invitamos a explorar.