A lo largo de su historia, la Catedral de Santiago ha contado con diversos campanarios. El primero de ellos, edificado en 1789 por Joaquín Toesca y Antonio Ipinza, tuvo un carácter provisorio destinado a albergar las campanas en tanto se concretaba el proyecto de construir dos torres gemelas sobre la fachada. Pese a su naturaleza temporal, durante 86 años funcionaría como el campanario oficial de la Catedral de Santiago.
Las actuales torres forman parte del plan de reforma general del templo, efectuado a instancias del arzobispo Mariano Casanova entre 1899 y 1906. Entre otras transformaciones, dicho proyecto buscó hacer efectivo el plan original de Toesca y sus dos torres gemelas sobre la fachada. Bajo esta premisa, el arquitecto italiano Ignacio Cremonesi proyecta dos campanarios profusamente decorados que actualmente albergan el conjunto de campanas del templo: cinco en la torre sur y una en la torre norte.
La Catedral de Santiago cuenta con un conjunto de seis campanas litúrgicas, todas de origen local. Cinco de estas campanas corresponden a la manufactura colonial y fueron fundidas entre 1764 y 1832. La campana mayor data de 1899 y es obra de la Fundición Yungai.
Durante el período colonial, los toques de campana jugaron un rol litúrgico-social de enorme importancia. Constituían el medio de comunicación masiva más importante y de más amplio alcance: el único capaz de ser escuchado de manera simultánea por toda la ciudad.
Las campanas se encargaron de regular diversos aspectos de la vida cotidiana: como el paso del tiempo (asociado a las diversas liturgias diarias que se efectuaban), o bien el anuncio de sucesos extraordinarios (como muertes de reyes, gobernadores u obispos o incluso el aviso de incendios). Se trataba de un complejo código de sonidos, presididos y articulados jerárquicamente por los toques de la Catedral.
Una vez consolidada la República, la sociedad chilena comienza a experimentar un proceso de creciente secularización, que tendrá repercusiones en manifestaciones públicas del culto como las procesiones o los toques de campanas. Como consecuencia de ello, las campanas iniciarán un proceso de decadencia que se hará muy agudo durante el siglo XX.
El campanero era el encargado no sólo de pulsar las campanas, sino también de mantenerlas en buen estado y resguardadas de intrusos. Para los toques más complejos lo asistía un grupo de ayudantes, quienes, bajo sus instrucciones, se encargaban de efectuarlos de la manera correcta.
El progresivo desuso de las campanas, extinguiría la figura del campanero. Como una forma de rescatar esa tradición perdida, desde el año 2012 la agrupación de Campaneros de Santiago se ha encargado de efectuar toques litúrgicos tradicionales en diversos templos de la ciudad.
La Catedral de Santiago agradece al Sr. Eduardo Sato Besoaín la información proporcionada sobre nuestras maravillosas Campanas de la Catedral. Eduardo es pianista, campanero y se dedica desde el año 2006 al estudio de las campanas y sus repertorios de toques.